domingo, 9 de octubre de 2016

"O todos o ninguno". Un artículo de Pedro Álvarez de Miranda, miembro de la Real Academia Española de la Lengua.

Duplicar los sustantivos en masculino y femenino para evitar el sexismo lingüístico lleva, en ocasiones, a situaciones agotadoras

En EL PAÍS del pasado 18 de enero se ha publicado un artículo escrito por una dirigente de un partido político. Se titula ¿Legalidad o atropello democrático? Una propuesta para Pedro Sánchez. No voy a entrar en absoluto a opinar sobre su contenido —sí, tan solo, sobre el continente lingüístico—, por lo que el nombre de quien lo firma es lo de menos.

Pertenecen a él las dos siguientes frases: “Si las ciudadanas y ciudadanos han expresado con su voto…” y “con la misma razón podría cederles un diputado o diputada socialista de ida y vuelta”. En cuanto a la versión, más extensa, aparecida en la edición electrónica del periódico, contenía un ejemplo más —de los que aquí nos interesan— para añadir a aquellos: “Página [web] que cualquier lector o lectora puede consultar”.

El fenómeno del desdoblamiento o duplicación de elementos lingüísticos (sustantivos, por lo común) en masculino y femenino, en aras de un igualitarismo “de género” o, lo que es lo mismo, en deseada evitación del llamado sexismo lingüístico, es algo bien conocido, ha sido y es muy comentado —aquello de “los vascos y las vascas” que decía cierto lehendakari se ha hecho casi proverbial— y hasta denostado, bien que con escaso éxito.

En este artículo —que, por muy pedagógico que uno se ponga, tampoco servirá seguramente de nada— quería tan solo hacer ver a la autora de aquel, y a los amables lectores, que, en buena lógica, la duplicación solo tendría sentido si se llevara hasta sus últimas consecuencias, y se hiciera en todos los casos posibles: aquellos en que aparezca un masculino en tanto que “género no marcado”. Nada de quedarse a medias. Adelante, o todos o ninguno. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: elpaís.com

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