jueves, 25 de agosto de 2016

Gracias a la vida. Violeta Parra.


Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me dio dos luceros, que cuando los abro:
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado el oído, que en todo su ancho:
graba noche y día grillos y canarios,
martillos, turbinas, ladridos, chubascos
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado el sonido y el abecedario, 
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto,
me dio el corazón, que agita su marco,
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro el bueno tan lejos del malo;
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto, 
me ha dado la risa y me ha dado el llanto:
Así yo distingo dicha de quebranto,
(los dos materiales que forman mi canto)
y el canto de ustedes, que es el mismo canto,
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto...

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